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martes, 7 de diciembre de 2010

La Elocuencia del Silencio

Un padre deseaba para sus dos hijos la mejor formación mental posible.
Por ese motivo, los envió a adiestrarse psicológicamente con un reputado maestro de la filosofía vedanta. Al cabo de un año, los hijos regresaron al hogar paterno. El padre preguntó a uno de ellos sobre lo que habian aprendido respecto a lo que la filosofía y la sabiduría respecta, y el hijo se extendió sobre la Deidad haciendo todo tipo de ilustradas referencias a las escrituras, textos filosóficos y enseñanzas metafísicas. Después, el padre preguntó sobre lo que había aprendido al otro hijo, y éste se limitó a guardar silencio.
Entonces el padre, dirigiéndose a este último, declaró:
-Hijo, tú sí que sabes realmente lo que es la sabiduría.

*Moraleja: La palabra es limitada y no puede nombrar lo innombrable.

lunes, 6 de diciembre de 2010

Amor Incondicional

Érase una vez un soldado que regresaba al acabar la  guerra de Vietnam.
Llamó a su casa y  les dijo a sus padres:"Mama y Papa, voy de regreso a casa, pero tengo un favor  que  pedirles, Tengo un amigo que quisiera llevar conmigo"."Claro Hijo", respondieron sus padres, "nos encantarà  conocerlo".
"Pero hay algo que deben de saber",  dijo el soldado, mi amigo fue herido gravemente durante la guerra.-Piso una mina que al explotar  le voló un brazo y una pierna.     
Como no tiene a donde ir, me gustaría que se viniera a vivir  con  nosotros".
"Lamento escuchar eso  hijo. Tal vez lo podamos ayudarlo a  encontrar un  lugar  donde vivir". "No, Mama y Papa, yo quiero que viva con nosotros".
"Hijo", dijo el padre "tu no sabes lo que nos estas pidiendo. Alguien con semejantes limitaciones seria una  terrible  carga  para  nosotros. Nosotros tenemos nuestras propias vidas que vivir, y no podemos permitir que algo así nos interfiera.
Yo  creo que  deberías venir a casa y olvidarte de ese muchacho ya encontrará una  forma de vivir el solo".

En ese momento, el hijo colgó el teléfono.  Los padres no escucharon nada mas de su hijo. Días después, recibieron una llamada del departamento de  policías de San  Francisco. Su hijo se había muerto después de caer de la  azotea de un  edificio. La policía dice que fue suicidio.
Los destrozados  padres volaron  hasta San Francisco y fueron llevados a la morgue para  identificar el  cuerpo de su hijo. Para su horror, también  descubrieron algo que  no sabían, su hijo sólo tenia un brazo y una pierna. .

Un gran Hombre

Un día, mi hermana lloraba en su habitación. Con mucha nostalgia, observé que mi padre se le acercó y le preguntó el motivo de su tristeza. Los escuché hablando por horas, pero hubo una frase tan especial que dijo mi padre esa tarde, que hasta el día de hoy, 8 años más tarde, la recuerdo cada mañana y me llena de fuerza...
Mi padre acariciándole el rostro, le dijo: "Hija mía, enamórate de un Gran Hombre y no volverás a llorar..." me pregunté tantas veces, cuál era la fórmula exacta para llegar a ser ese gran hombre y no dejarme vencer por las pequeñeces...

Conforme pasan los años, descubrimos que si tan solo todos los hombres lucháramos por ser grandes de espíritu, grandes de alma y grandes de corazón... ¡el mundo sería completamente distinto!.

Aprendí que un Gran Hombre no es aquel que compra todo lo que desea, pues habemos tantos que hemos comprado hasta el cariño y el respeto de quienes nos rodean.
Mi padre le decía: "No busques a un hombre que solo hable de sí mismo, sin preocuparse por ti... Ni a aquel que se pase las horas halagando sus propios logros... No te aferres a un hombre que te critique y te diga  lo mal que te ves... o lo mucho que deberías cambiar...

¿Para qué quieres a un hombre que te abandonará si no cambias, por un cabello más claro?, ¿Por unos ojos de otro color? ¿o por un cuerpo más esbelto?... ¿si no supo admirar la verdadera belleza que hay en ti?".

Cuantas veces me dejé llevar por la superficialidad de las cosas,  haciendo a un lado a quienes realmente me entregaban su sinceridad e integridad. Me costó trabajo comprender que GRAN HOMBRE no es el que llega más alto, ni el que tiene más dinero, casa, carro, ni el que vive rodeado de  mujeres, ni mucho menos el más guapo. Un verdadero y gran hombre es aquel ser humano lleno de transparencia, que no oculta sus verdaderos sentimientos ni se  refugia en vicios y cortinas de humo, es el que abre su corazón sin rechazar la realidad, es quien admira a una mujer por sus cimientos morales y grandeza interior. Un Gran Hombre, es el que camina de frente, sin bajar la mirada, es aquel que no miente y sabe llorar su dolor...

Hoy mi hermana está felizmente casada, y ese Gran Hombre con quien se casó no era ni el más popular, ni el más perseguido, ni el más solicitado, ni mucho menos el más adinerado. Ese Gran Hombre es quien simplemente nunca la hizo llorar, es quien la hace sonreír por lo mucho que han logrado juntos, por todos sus recuerdos, por cada alegría que comparten y por esos tres hijos que llenan sus vidas. Ese Gran Hombre, ama tanto a mi hermana que no se cansa de besar sus manos, y mucho menos sus labios. La quiere por quien ella es y por lo que son cuando están juntos...

Cosas que no se recuperan

"Existen cinco cosas en la vida que no se recuperan:

Una piedra después de haber sido lanzada;

Una palabra, después de haber sido proferida;

Una oportunidad, después de haberse perdido;

El tiempo, después de haber pasado.

El amor por el que no se lucha".


con especial dedicacion a mi gran y querido yanqui :).


sábado, 4 de diciembre de 2010

EL HOMBRE ECUANIME!

Si tienes dudas sobre lo que es la ecuanimidad escucha la historia del hombre ecuánime. Era dueño de un caballo, pero cierto día se despertó por la mañana, fue al establo y comprobó que el caballo había desaparecido. Entonces vinieron los vecinos a condolerse y a decirle:
-¡Qué mala suerte has tenido! Para un caballo que tenías y se ha marchado.
Y el hombre dijo:
-Sí, sí, así es, así es.
Pasaron unos días y una mañana el buen hombre se encontró con que en la puerta de su casa no solamente estaba su caballo, sino que había traído otro. Vinieron los vecinos y dijeron:
-¡Qué buena suerte la tuya! Ahora eres dueño de dos caballos.
El hombre repuso:
-Sí, sí, así es.
Al disponer de dos caballos ahora el hombre podía salir a montar a caballo con su hijo. Pero un día, el hijo se cayó del caballo y se fracturó una pierna. Vinieron los vecinos y dijeron:
--Mala suerte, muy mala suerte. ¡Si no hubiera venido ese segundo caballo...
El hombre dijo:
-Sí, sí, así es.
Pasó una semana y estalló la guerra. Todos los jóvenes fueron movilizados, menos el hijo herido al caerse del caballo. Y vinieron de nuevo los vecinos a ver al padre y le dijeron:
-¡Tú sí que tienes buena suerte! Tu hijo se ha librado de la guerra.
Y el hombre comentó:
-Sí, sí, así es.
La narración es un ejemplo de la ecuanimidad y también de cómo los propios hechos de la existencia (la rueda de la vida que gira y gira) habría que aprender a verlos desde la justa perspectiva.

Reflexionen!

Dos amigos viajaban por el desierto y en un determinado punto del viaje discutieron. El otro, ofendido, sin nada que decir, escribió en la arena:
"Hoy, mi mejor amigo me pegó una bofetada en el rostro".
Siguieron adelante y llegaron a un oasis donde resolvieron bañarse. El que había sido abofeteado y lastimado comenzó a ahogarse, siendo salvado por el amigo. Al recuperarse, tomo un estilete y escribió en una piedra:
"Hoy. mi mejor amigo me salvo la vida".

Intrigado, el amigo pregunto: Por que después de que te lastime, escribiste en la arena y ahora escribes en una piedra? Sonriendo, el otro amigo respondió: "Cuando un gran amigo nos ofende, deberemos escribir en la arena, donde el viento del olvido y el perdón se encargaran de borrarlo y apagarlo; por otro lado cuando nos pase algo grandioso, deberemos grabarlo en la piedra de la memoria del corazón, donde el viento no podrá borrarlo"

jueves, 4 de noviembre de 2010

La Carreta Vacía

Caminaba con mi padre cuando se detuvo en una curva y después de un pequeño silencio me preguntó: "¿Oyes algo más que el cantar de los pájaros?" Agudicé mis oídos y algunos segundos después le respondí: "Sí, es el ruido de una carreta." "Eso es" - dijo mi padre - "Es una carreta vacía." Pregunté a mi padre: "¿Cómo sabes que es una carreta vacía, si aún no la vemos?" Entonces mi padre respondió: "Es muy fácil saber cuándo una carreta está vacía, por causa del ruido. Cuanto más vacía esté, mayor es el ruido que hace."
y hasta hoy cuando veo a una persona hablando demasiado, interrumpiendo la conversación de todos, siendo inoportuna o violenta, presumiendo de lo que tiene, sintiéndose prepotente y echando de menos a la gente, o a aquellos que no pueden estar sin el estímulo de un televisor o de parlantes que impiden todo tipo de diálogo, tengo la impresión de oír la voz de mi padre diciendo: "Cuanto más vacía la carreta, mayor es el ruido que hace"

sábado, 30 de octubre de 2010

triple filtro :)

En la antigua Grecia, Sócrates fue famoso por su sabiduría y por el gran respeto que profesaba a todos.
Un día un conocido se encontró con el gran filósofo y le dijo:
¿Sabes lo que escuché acerca de tu amigo?.Espera un minuto -replicó Sócrates-. Antes de decirme nada quisiera que pasaras un pequeño examen.

Yo lo llamo el examen del triple filtro.
¿Triple filtro?.Correcto -continuó Sócrates-. Antes de que me hables sobre mi amigo, puede ser una buena idea filtrar tres veces lo que vas a decir, es por eso que lo llamo el examen del triple filtro.

El primer filtro es la verdad. ¿Estás absolutamente seguro de que lo que vas a decirme es cierto?.
No -dijo el hombre-, realmente solo escuché sobre eso y...
Está bien -dijo Sócrates-. Entonces realmente no sabes si es cierto o no.

Ahora permíteme aplicar el segundo filtro, el filtro de la bondad. ¿Es algo bueno lo que vas a decirme de mi amigo?.
No, por el contrario...
Entonces, deseas decirme algo malo sobre él, pero no estás seguro de que sea cierto.

Pero podría querer escucharlo porque queda un filtro: el filtro de la utilidad.
¿Me servirá de algo saber lo que vas a decirme de mi amigo?.

No, la verdad es que no.

Bien -concluyó Sócrates-, si lo que deseas decirme no es cierto, ni bueno, e incluso no es útil ¿para qué querría saberlo?.

martes, 26 de octubre de 2010

Llave de la felicidad! :)

 dios se sentía solo y quería hallarse acompañado. Entonces decidió crear unos seres que pudieran hacerle compañía. Pero cierto día, estos seres encontraron la llave de la felicidad, siguieron el camino hacia el Divino y se reabsorbieron a Él.
Dios se quedó triste, nuevamente solo. Reflexionó. Pensó que había llegado el momento de crear al ser humano, pero temió que éste pudiera descubrir la llave de la felicidad, encontrar el camino hacia Él y volver a quedarse solo. Siguió reflexionando y se preguntó dónde podría ocultar la llave de la felicidad para que el hombre no diese con ella. Tenía, desde luego, que esconderla en un lugar recóndito donde el hombre no pudiese hallarla. Primero pensó en ocultarla en el fondo del mar; luego, en una caverna de los Himalayas; después, en un remotísimo confín del espacio sideral. Pero no se sintió satisfecho con estos lugares. Pasó toda la noche en vela, preguntándose cual sería el lugar seguro para ocultar la llave de la felicidad. Pensó que el hombre terminaría descendiendo a lo más abismal de los océanos y que allí la llave no estaría segura. Tampoco lo estaría en una gruta de los Himalayas, porque antes o después hallaría esas tierras. Ni siquiera estaría bien oculta en los vastos espacios siderales, porque un día el hombre exploraría todo el universo. "?Dónde ocultarla?", continuaba preguntándose al amanecer. Y cuando el sol comenzaba a disipar la bruma matutina, al Divino se le ocurrió de súbito el único lugar en el que el hombre no buscaría la llave de la felicidad: dentro del hombre mismo. Creó al ser humano y en su interior colocó la llave de la felicidad. 
moraleja : Busca dentro de ti mismo. "Desafía" a Dios y róbale la suprema felicidad.

sábado, 23 de octubre de 2010

Se cuenta que en una ciudad del interior un grupo de personas se divertía con un tonto de la aldea. Un pobre infeliz, de poca inteligencia, que vivía de pequeñas changas y limosnas. Diariamente ellos llamaban al tonto al bar donde se reunían y le ofrecían escoger entre dos monedas:
una grande de 1 euro y
otra menor, de 25 céntimos.
Él siempre escogía la menor y menos valiosa, lo que era motivo de risas para todos.
Cierto día, uno de los miembros del grupo le llamó y le preguntó si todavía no había percibido que la moneda que elegía valía menos, bastante menos.
Lo sé, respondió, no soy tan bobo. Ella vale cuatro veces menos, pero el día que escoja la otra, el jueguito acaba, no me darán más a elegir y no voy a ganar más mi moneda.
Se pueden sacar varias conclusiones de esta pequeña historia.

1) Quién parece tonto, no siempre lo es.
2) Hay quienes se creen vivos y son unos simples idiotas.
3) La ambición no so es buena consejera.
Pero la conclusión más interesante es, creo:

La percepción de que podemos estar bien, aún cuando los otros no tengan una buena opinión sobre nosotros mismos. Por lo tanto, lo que importa no es lo que piensan de nosotros, pero sí, lo que realmente somos.
"El mayor placer de un hombre inteligente es aparentar ser tonto delante de un idiota que aparenta ser inteligente"

El Amor y la Locura

Cuentan que una vez se reunieron todos los sentimientos y cualidades del hombre. Cuando el
aburrimiento bostezaba por tercera vez, la locura como siempre tan loca propuso: "Vamos a jugar al los escondidos". La intriga levantó el ceño extrañada y la curiosidad sin poder contenerse preguntó:

¿A los escondidos? ¿Y eso cómo es?
Es un juego, explicó la locura, en que yo me tapo la cara y comienzo a contar desde uno hasta un millón, mientras ustedes se esconden, y cuando ya haya terminado de contar, el primero de ustedes que yo encuentre, ocupará mi lugar para continuar el juego.

El entusiasmo bailó secundado por la euforia y la alegría dio tantos saltos que terminó de convencer a la duda, e incluso a la apatía, a la que nunca le interesaba nada. Pero no todos quisieron participar,
la verdad prefirió no esconderse. ¿Para qué? Si al final siempre la hallaban, y la soberbia pensó que era un juego muy tonto, en el fondo lo que le molestaba era que la idea no hubiese sido de ella, y la cobardía prefirió no arriesgarse.

Uno, dos y tres, empezó a contar la locura.
La primera en esconderse fue la pereza que como siempre se dejó caer tras la primera piedra del
camino. La fe subió al cielo y la envidia se encontró tras la sombra del triunfo, quien por su propio
esfuerzo había logrado subir a la copa del árbol más alto.

La generosidad casi no alcanzaba a esconderse, cada sitio que encontraba le parecía maravilloso para alguno de sus amigos, que si un lago cristalino para la belleza; que si la hendija de un árbol: perfecto para la timidez; que si el vuelo de una mariposa: lo mejor para la voluptuosidad, que si una ráfaga de viento: magnífico para la libertad, y así terminó en ocultarse en un rayito de sol.
El egoísmo, en cambio, encontró un sitio muy bueno desde el principio, ventilado, cómodo, pero solo para el. La mentira se escondió en el fondo de los océanos, mentira, en realidad se escondió detrás del arco iris, y la pasión y el deseo en el cuarto de los volcanes.
El olvido, se me olvidó donde se escondió, pero, eso, no es lo importante, Cuando la locura estaba contando 999.999, el amor aún no había encontrado sitio para esconderse, pues todo estaba ocupado, hasta que al fin divisó un rosal y enternecido decidió esconderse entre sus flores.
Un millón!, contó la locura, y comenzó a buscar. La primera en aparecer fue la pereza solo a tres pasos de una piedra. Después se escuchó a la fe discutiendo con Dios sobre zoología y a la pasión y el deseo las sintió en el vibrar de los volcanes. En un descuido encontró a la envidia, y claro, pudo deducir donde estaba el triunfo. El egoísmo no tuvo ni que buscarlo, el solito salió de su escondite, resultó ser un nido de avispas.
De tanto caminar, sintió sed y al acercarse al lago descubrió la belleza, y con la duda resultó todavía
más fácil, la encontró sentada cerca sin decidir aun de que lado esconderse.

Así fue encontrando a todos. El talento, entre la hierba fresca, a la angustia, en una oscura cueva, a
la mentira, detrás del arco iris, mentira si estaba en el fondo de los océanos, y hasta encontró al olvido, ya se le había olvidado que estaba jugando a los escondidos.

Pero solo el amor no aparecía por ningún sitio. La locura buscó detrás de cada árbol, bajo cada arroyuelo del planeta, en las cimas de las montañas, y cuando estaba por darse por vencido divisó un rosal, tomó una horquilla y comenzó a mover las ramas, cuando de pronto, un doloroso grito se escuchó. Las espinas habían herido los ojos del amor. La locura no sabía que hacer para disculparse, lloró, rogó, imploró, pidió perdón y hasta prometió ser su lazarillo. Desde entonces, desde que por primera vez se jugó a los escondidos en la tierra, el amor es ciego y la locura siempre lo acompaña.
Es una locura amar,
a menos que se ame con locura.

Clavos que dejan huella

Una vez había un muchacho que tenía muy mal carácter: insultaba a los demás, los menospreciaba, incluso les pegaba. Un día, el muchacho le pidió a su padre ayuda para controlarse. Su padre le dio una bolsa de clavos y un martillo y le dijo que cada vez que perdiera la paciencia, debería clavar un clavo detrás de la puerta.
El primer día, el muchacho clavó 37 clavos detras de la puerta. Las semanas que siguieron, a medida que aprendía a controlar su genio, clavaba cada vez menos clavos detrás de la puerta.
Un día descubrió que era más fácil controlar su genio que clavar clavos detrás de la puerta. Llegó el día en que pudo controlar su carácter durante todo el día. Informó a su padre, y éste le sugirió que retirara un clavo de detrás de la puerta por cada día que lograra controlarse.

Los días pasaron, y el joven pudo por fin anunciar a su padre que no quedaban más clavos para retirar de la puerta, porque ya los había quitado todos. Su padre le tomó de la mano, le llevó hasta la puerta. y le dijo: "has trabajado duro, hijo mío, pero mira todos esos hoyos en la puerta... Nunca más será la misma. Cada vez que tú pierdes la paciencia, dejas cicatrices exactamente como las que aquí ves. Tú puedes insultar a alguien y retirar lo dicho, pero la cicatriz perdurará para siempre".