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viernes, 28 de enero de 2011

Ámate!

Ámate.
Reconoce tus dones
y talentos únicos
y úsalos para el bien..

Ámate...

Sueña en lo que puedes convertirte,
pero sin dejar de aceptar y valorar
a la persona que eres ahora.

Ámate.

Reconoce tus errores,
pero no te subestimes
debido a ellos.

Ámate.

Trata de alcanzar lo imposible
y haz lo mejor que puedas dar de ti.

Ámate.

Alégrate, porque eres.
una persona especial, bella y única.

Ámate.

Trátate bien.
Cuídate.

Ámate...

Cree siempre que mereces lo mejor,
que mereces mucho amor.

Ámate.

Y los demás te amarán.
porque el amor produce amor.

LOS OBSTÁCULOS EN NUESTRO CAMINO

HACE MUCHO TIEMPO, UN REY COLOCÓ UNA GRAN ROCA OBSTACULIZANDO UN CAMINO. ENTONCES SE ESCONDIÓ Y MIRÓ PARA VER SI ALGUIEN QUITABA LA TREMENDA ROCA.
ALGUNOS DE LOS COMERCIANTES MÁS ADINERADOS DEL REY Y CORTESANOS VINIERON Y SIMPLEMENTE LE DIERON UNA VUELTA. MUCHOS CULPARON AL REY RUIDOSAMENTE DE NO MANTENER LOS CAMINOS DESPEJADOS, PERO NINGUNO HIZO ALGO PARA SACAR LA PIEDRA GRANDE DEL  CAMINO.

ENTONCES UN CAMPESINO VINO, Y LLEVABA UNA CARGA DE VERDURAS. AL APROXIMARSE A LA ROCA, EL CAMPESINO PUSO SU CARGA EN  EL PISO Y TRATÓ DE MOVER LA ROCA A UN LADO DEL CAMINO. DESPUÉS DE EMPUJAR Y FATIGARSE MUCHO, LO LOGRÓ. MIENTRAS RECOGÍA SU CARGA DE VEGETALES, NOTÓ UNA CARTERA EN EL  SUELO, JUSTO DONDE HABÍA ESTADO LA ROCA.



LA CARTERA  CONTENÍA MUCHAS MONEDAS DE ORO Y UNA NOTA DEL MISMO REY INDICANDO QUE  EL ORO ERA PARA LA PERSONA QUE REMOVIERA LA PIEDRA DEL CAMINO. EL CAMPESINO APRENDIÓ LO QUE LOS OTROS NUNCA ENTENDIERON.
CADA OBSTÁCULO PRESENTA UNA OPORTUNIDAD PARA MEJORAR LA CONDICIÓN DE UNO

lunes, 24 de enero de 2011

La Verdad ... ¿Es La Verdad?

 El rey había entrado en un estado de honda reflexión durante los últimos días. Estaba pensativo y ausente. Se hacía muchas preguntas, entre otras por qué los seres humanos no eran mejores. Sin poder resolver este último interrogante, pidió que trajeran a su presencia a un ermitaño que moraba en un bosque cercano y que llevaba años dedicado a la meditación, habiendo cobrado fama de sabio y ecuánime.
Sólo porque se lo exigieron, el eremita abandonó la inmensa paz del bosque.
--Señor, ¿qué deseas de mí? -preguntó ante el meditabundo monarca.
--He oído hablar mucho de ti -dijo el rey-. Sé que apenas hablas, que no gustas de honores ni placeres, que no haces diferencia entre un trozo de oro y uno de arcilla, pero todos dicen que eres un sabio.
--La gente dice, señor -repuso indiferente el ermitaño.
--A propósito de la gente quiero preguntarte -dijo el monarca-. ¿Cómo lograr que la gente sea mejor?
--Puedo decirte, señor -repuso el ermitaño-, que las leyes por sí mismas no bastan, en absoluto, para hacer mejor a la gente. El ser humano tiene que cultivar ciertas actitudes y practicar ciertos métodos para alcanzar la verdad de orden superior y la clara comprensión. Esa verdad de orden superior tiene, desde luego, muy poco que ver con la verdad ordinaria.
El rey se quedó dubitativo. Luego reaccionó para replicar:
--De lo que no hay duda, ermitaño, es de que yo, al menos, puedo lograr que la gente diga la verdad; al menos puedo conseguir que sean veraces.
El eremita sonrió levemente, pero nada dijo. Guardó un noble silencio.
El rey decidió establecer un patíbulo en el puente que servía de acceso a la ciudad. Un escuadrón a las órdenes de un capitán revisaba a todo aquel que entraba a la ciudad. Se hizo público lo siguiente: "Toda persona que quiera entrar en la ciudad será previamente interrogada. Si dice la verdad, podrá entrar. Si miente, será conducida al patíbulo y ahorcada".
Amanecía. El ermitaño, tras meditar toda la noche, se puso en marcha hacia la ciudad. Su amado bosque quedaba a sus espaldas. Caminaba con lentitud. Avanzó hacia el puente. El capitán se interpuso en su camino y le preguntó:
--¿Adónde vas?
--Voy camino de la horca para que podáis ahorcarme -repuso sereno el eremita.
El capitán aseveró:
--No lo creo.
--Pues bien, capitán, si he mentido, ahórcame.
--Pero si te ahorcamos por haber mentido -repuso el capitán-, habremos convertido en cierto lo que has dicho y, en ese caso, no te habremos ahorcado por mentir, sino por decir la verdad.
--Así es -afirmó el ermitaño-.
Ahora usted sabe lo que es la verdad... ¡Su verdad! 
Moraleja: El aferramiento a los puntos de vista es una traba mental y un fuerte obstáculo en el viaje interior.

¿Quién empaquetó tu paracaídas?

Charles Plumb era piloto de un bombardero en la guerra de Vietnam.Después de muchas misiones de combate, su avión fue derribado por un misil.
Plumb se lanzó en paracaídas, fue capturado y pasó seis años en una prisión norvietnamita.
A su regreso a Estados Unidos, daba conferencias relatando su odisea, y lo que aprendió en la prisión. Un día estaba en un restaurante y un hombre lo saludó:"Hola, usted es Charles Plumb, era piloto en Vietnam y lo derribaron, verdad?"

"Y usted, cómo sabe eso?", le preguntó Plumb.

"Porque yo empacaba su paracaídas. Parece que le funcionó bien,
verdad?"

Plumb casi se ahogó de sorpresa y gratitud.
"Claro que funcionó, si no hubiera funcionado, hoy yo no estaría
aquí."
Plumb no pudo dormir esa noche, preguntándose:
"¿Cuantas veces lo vi en el portaviones y no le dije ni buenos días, porque
yo era un arrogante piloto y él era un humilde marinero?" Pensó también en las horas que ese marinero pasaba en las entrañas del barco enrollando los hilos de seda de cada paracaídas, teniendo en sus manos la vida de alguien que no conocía.

Ahora, Plumb comienza sus conferencias preguntándole a su audiencia
:
"Quién empacó hoy tu paracaídas?".
Todos tenemos a alguien cuyo trabajo es importante para que nosotros
podamos salir adelante.

Uno necesita muchos paracaídas en el día: uno físico, uno emocional,
uno mental y hasta uno espiritual.
A veces, en los desafíos que la vida nos lanza a diario, perdemos de
vista lo que es verdaderamente importante y las personas que nos salvan en el
momento oportuno sin que se lo pidamos.

Dejamos de saludar, de dar las gracias, de felicitar a alguien , o aunque sea, decir algo amable sólo porque si.